Época: Mesoamérica
Inicio: Año 750
Fin: Año 1162

Antecedente:
La cultura tolteca



Comentario

La decadencia de los centros mayas del Clásico ocurrida a lo largo del siglo IX no llegó al norte de Yucatán sino hasta 150 años más tarde, de manera que en este reducido momento de tiempo se desarrolló el pujante estilo Puuc en ciudades como Uxmal, Sayil, Kabah o Chichén Itzá; sin embargo, estas urbes decaen hacia el año 1.000 d.C. a excepción de Chichén Itzá, que inicia una etapa de poderío político que culmina con el primer Estado centralizado de la historia maya, afectando al norte del Yucatán.
Para el estudio de esta ciudad a partir del año 1.000 contamos con la tradición oral recogida en crónicas indígenas y con la arqueología; ambas a veces se complementan, pero en muchas ocasiones se contradicen, produciendo una gran confusión acerca de la evolución histórica de Chichén. La evidencia señala que la primera llegada de grupos itzá de origen Chontal procedentes de las tierras bajas de Tabasco pudo ocurrir hacia el 800 d.C.

Las crónicas hacen referencia a la llegada de un segundo grupo Itzá encabezado por Kukulcán (Quetzalcoatl) que llegó a la ciudad en el 987 d.C., estableciendo allí una capital de características toltecas. Ambos se superpusieron a las viejas poblaciones Puuc del Clásico Tardío que habían levantado los edificios del Viejo Chichén y, mientras este sector estaba aún en funcionamiento, construyeron las subestructuras del Templo de Kukulcán y del Templo de los Guerreros. Después, y en una última etapa entre el 987 y el 1.187 d.C., se construyó el sector nuevo de la ciudad con los magníficos edificios de estilo tolteca.

Chichén Itzá se emplazó en una región de pozos naturales (cenotes) que proporcionaron a la ciudad suficiente agua, en particular el denominado Xtoloc, mientras que el Cenote de los Sacrificios tuvo una naturaleza más ritual. Edificios con elementos del centro de México se levantaron en el sector nuevo, como plataformas de danza combinando talud y tablero, tzompantlis o altares de cráneos, el Templo de los Guerreros con sus pilares que sostuvieron una techumbre plana, salas hipóstilas como el grupo de las Mil Columnas y templos como El Castillo. Estos se decoran con caballeros águila, serpientes devorando corazones, jaguares, cráneos y otros diseños que son característicos en el arte tolteca. Junto a ellos, dioses de naturaleza mexicana como Quetzalcoatl, Tezcatlipoca y Tlalchitonatiuh. Este sector nuevo es mexicano en cuanto a planificación y colocación de los edificios, aunque se nota claramente una tradición arquitectónica maya de tierras bajas que tenía por aquel entonces más de un milenio.

Desde el punto de vista social y político, el gobierno de Chichén Itzá no se redujo a esta ciudad, sino que se amplió a casi todo el centro y norte del Yucatán. Este éxito político estuvo alentado por las nuevas ideas procedentes del centro de México, que transformaron la sociedad maya hacia niveles más seculares, pragmáticos y militarizados, profundizándose la competición por nuevos territorios y productos estratégicos. También se produjo una nueva orientación en las redes comerciales internacionales, en los que jugó un especial papel el comercio costero y la navegación; Puerto Cerritos fue un puerto Itzá en el norte del Yucatán que, junto con Isla Mujeres, sirvió de punto de comunicación para los mercaderes que enlazaron la costa del Golfo -y con ella el centro de México- con Centroamérica, teniendo como intermediaria a la península del Yucatán, cuyo poder político estuvo centralizado en Chichén Itzá.